Está muy extendida la creencia de que los vinos blancos son más adecuados para el verano y los vinos tintos para el invierno, pero lejos de encasillar los vinos para una época del año u otra o para un tipo de comida u otra, lo cierto es que los vinos blancos apetecen más cuando se acercan las altas temperaturas.
Tenemos que reconocer que en verano los vinos blancos en general apetecen más, no solo por su color dorado y amarillo pajizo, sino también por la temperatura a la que se consumen y, ya que, por lo general, son más económicos y con los calores necesitamos mayor hidratación. El vino blanco se debe conservar, mantener y beber a una temperatura más baja que el resto de vinos, dependiendo del tipo de vino deberá servirse a una temperatura u otra, pero siempre por debajo de 10 grados centígrados si queremos que nos resulte agradable y refrescante.
Hay diferentes tipos de vinos blancos:
Jóvenes, con crianza sobre lías en depósitos de acero inoxidable, con crianza en barricas de roble francés o americano, vinos blancos con solera… Los vinos blancos jóvenes maridarán mejor con entrantes y comidas ligeras como ensaladas, arroces, mariscos, sushi o pescados ya que son los más florales, afrutados y refrescantes, pero eso dependerá también de la uva con la que esté elaborado y, por supuesto, del terruño, del lugar en el que hayan crecido esas plantas.
Además, los vinos blancos con crianza en barrica pueden acompañar a una comida un poquito más contundente como carnes blancas, pescados de roca o ahumados, sepia, calamares o incluso comida tailandesa o una gran variedad de quesos.
¿Cómo mantener el vino blanco con las altas temperaturas del verano?
Recuerda enfriar bien el vino blanco en el frigorífico al menos dos horas antes de servirlo. En caso de que te pille el toro y te acuerdes justo cuando te apetece, que suele pasar, la mejor manera para enfriarlo de manera rápida es mantenerlo en una cubitera con hielos y sal. Sírvete poco al principio para que el resto se vaya enfriando bien y cada vez sea más refrescante. No conviene guardarlo en el congelador ya que no es bueno que los vinos tengan cambios bruscos de temperatura. Y, no olvides, coger la copa por el tallo para que tu vino blanco fresquito, ya sea Atlantik o Blaneo Chardonnay, no se caliente más de la cuenta…
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